-OLEADA-
Estoy acostada en la cama mirando al
techo, con la mirada perdida y sumergida en mi cabeza, explorando a fondo mi
cerebro.
Mis cabellos ondulados de color dorado
estaban extendidos por la almohada dibujando rayos de luz apagados.
De el techo colgaba una gran lámpara
cuyas bombillas se encontraban sobre unas pequeñas piedrecitas plateadas y unos
metales bañados en oro que acababan en forma de espiral.
La contemplo de arriba abajo. Es muy
bonita.
Quiero sonreír, pero mi rostro sigue
intacto, como una escultura romana antigua, que no transmite ningún sentimiento
ni emoción.
Quiero romper el silencio que se
encuentra en la habitación pero no puedo, estoy con muchos líos en mi mente que
me bloquean.
A mi lado descansa un hombre de cuerpo
ancho, espalda robusta y brazos musculosos, con melena castaña, unos labios
carnosos y unos ojos grandes y llamativos de color verde. Tiene la piel morena
y en estos momentos está sumido en el sueño.
No puedo dormir, siento que mi vida no
encaja, que mi vida en realidad no es mía, que la manipulan y no quiero dejar
pasar delante de mis ojos, toda una vida por delante.
No puedo más, ya está, estoy decidida. En
mi interior, una sensación que nunca antes había sentido me invade todo mi ser.
Es… como una oleada que me quiere arrastrar, pero no se si dejarme porque no se
si es buena o mala.
Me deslizo fuera de la cama suavemente,
para no interrumpir el sueño de mi marido cuyo nombre es Marcus.
Me visto con cualquier prenda que
encuentro en mi armario y guardo en una maleta lo más esencial para llevarme conmigo.
Me miro en el espejo. Llevo puesto un
vestido a rayas naranja que me llega hasta las rodillas con unas cholas
blancas.
Tengo un cuerpo flaco y delicado, unos
brazos pequeños y unos dedos finos adornados con unas uñas relucientes. Labios
pequeños de color rojo intenso, una nariz achatada, ojos marrones claros con
unas cejas finas que parecen cortantes y piel pálida y suave como la seda.
Ya estoy lista, lista para dejar atrás
todo lo vivido, para dejarme llevar y sentirme libre y bien de una vez.
Contemplo unos segundos a Marcus que
sigue sumido en el sueño.
-Lo que estoy por hacer, sé que es una
locura-Hago una pausa para coger aire- Pero siento que es lo correcto y espero
que algún día me perdones-Musito.
Luego desciendo las escaleras de madera
sin hacer ruido y salgo de la casa adentrándome en la oscuridad de la noche.
Voy en busca de un lugar en este mundo
abierto. Un lugar donde me pueda quedar, un lugar nuevo.
Uno, dos, tres pasos y me alejo de todo,
pero siento que me libero. No quiero detener la oleada que me lleva, no se a
donde, solo me muevo con ella. Nadie allí a donde voy, me conocerá y a nadie reconoceré,
pero no tengo miedo, sigo adelante.
Sigo alejándome, decidida a dejar todo, a
empezar de cero.
Pero hay algo que está conmigo y que
nunca podré quitarme. Todo lo que viví lo sigo cargando y lo llevo muy dentro
de mí, nunca lo olvidaré y siempre lo sentiré, aunque me valla a otro mundo,
aunque me aleje lo más posible, siempre lo sentiré cerca de mí
No sé si esta entrada tiene continuación, pero la verdad es que me ha dejado un tanto intrigada, más por saber adónde llevará esa oleada a la mujer, qué es eso nuevo que la espera, qué la ha hecho moverse por dentro y tomar esa decisión. A veces todos sentimos la llamada de esa "oleada" y nos damos cuenta de que necesitamos un cambio es nuestras vidas. A ver si este es bueno. Un besito grande!!
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